A través de los cristales del bar, todo era oscuridad en el exterior. Roger, echó un vistazo al reloj calculando cuanto faltaba para que amaneciese maldiciendo en su interior.
-Siento el retraso -Dijo una chica de no mas de dieciséis años al sentarse a su lado -¿Llevas mucho esperando? -Preguntó con aquel tono entre juguetón e infantil.
-Solo desde la hora en la que habíamos quedado -La regañó -Tengo poco tiempo para estar aquí, si vas a llegar tarde lo mínimo que podías hacer es avisarme -Se contuvo al darse cuenta de como la chica se encogía sobre la silla -¿Has pensado lo que te dije?
Era una pregunta fácil con una respuesta fácil, un si o un no, no había más posibilidades. Quizás esa fue la razón por la que al verla dudar, provocó que su irritación creciese.
-No quiero hacerte daño... -Dijo con voz tímida.
-Pero...