Feliz como una lombriz



Hoy no voy a hablaros de filosofía, ni pondré ejemplos sobre relatos o consejos para empezar a escribir. En este momento solo tengo ganas de bailar. Por fin terminé uno de los proyectos que tenía en "pendientes" y de nuevo vuelvo a enzarzarme en la lucha personal contra mi trilogía.


Aún así, quiero aprovechar este día para aclarar una cosa y resolver la cuestión que me llegó por correo de Carmen (Saludos desde mi rincón del planeta). Lo primero es que aunque algunas veces respondo a los correos de manera personal, cuando se me envíen preguntas específicas las publicaré para ayudar a aquellos que tienen el mismo tipo de dudas. (De hecho aprovecho para meter más información y que sea lo más completo posible).


El malo maloso:

La elección.


Una de las peculiaridades de los escritores, es que este tipo de profesión nos disfraza de taxistas, albañiles, doctores, administrativos, barrenderos... como si el mero hecho de no tener un libro publicado y diez best seller en nuestro curriculum, no nos hiciese merecedores de poder llevar un bolígrafo en el bolsillo.


Quien es escritor, lo es veinticuatro horas al día. A pesar de que a veces tenga que hacer otras cosas, en su foro interno siempre esté deseando sentarse y... "trabajar". Es así como a lo largo del día uno se descubre deseando contar una historia, explicar un sentimiento o desahogarse con furia en su diario. Puede que tan solo quiera plasmar un momento o que no tenga palabras suficientes para dar rienda suelta a todo lo que le aborda. Al final, lo importante es que siempre vemos en el papel a un buen amigo fiel con el que queremos volver.

La primera vez... que llega el fin del mundo



Hoy me apetece hablar de algo interesante, el fin del mundo. Ya ha quedado atrás la famosa fecha del veintiuno de diciembre del dos mil doce y no serán los mayas los que vaticinen la catástrofe. No sé lo que tardará otro meteorito en estar lo bastante cerca de la órbita terrestre como para suponer una amenaza, ni cuanto puede aguantar la capa de ozono si decido comprarme un coche y lo que es peor... ¿Sobreviviremos a otra entrega de "Gran hermano"?


No lo sé, no me importa. Aunque la verdadera pregunta es ¿Por qué nos da tanto miedo que el llegue el fin del mundo? No es algo tan grave. Si somos sinceros con nosotros mismos, en el último momento solo tendremos dos preguntas en la cabeza.

  • ¿Me dolerá? 
  • ¿Qué será del mundo sin mí?
 
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