Cierro los ojos y veo las cenizas de un mundo sumergido en el caos, mutados persiguiendo a los últimos supervivientes que quedan de la humanidad que intentan permanecer con vida. Abro los ojos y el sol entra radiante por mi ventana alumbrándome en un nuevo día tranquilo. Cierro los ojos. La música y la poesía me transporta más allá del firmamento a un mar de estrellas donde acaricio a la osa menor sin que su otra constelación rival se enfade. Abro los ojos y la gravedad me tiene atrapado con su abrazo, negándose a que extienda mis manos al cielo infinito y vuele por siempre con las nubes.
Cierro los ojos y veo monstruos y villanos, héroes y princesas que necesitan ser salvadas. Veo heroínas enfrentándose al mundo por el amor que anida en su corazón y como un niño cualquiera puede sobrevivir a los problemas de un mundo que no le quiere. Abro los ojos y veo en las noticias como otro niño se suicida, como familias se destruyen y como el tono rosa con que pinto mis sueños se vuelve negro con la realidad.
El contraste entre un lugar y otro es tan fuerte que no quiero regresar más. Que me prometo cerrar los ojos y caer bajo el embrujo de mi mente. Sin embargo, no puedo. Cada día me fuerzo a abrir los ojos, a ver al mundo tal cual es y no ceder a la tentación de perderme en el olvido de mis musas. De tener una opinión propia sobre los acontecimientos que nos rodean y luchar por un futuro mejor que el que tenemos. Chillo, pataleo, lucho, caigo y lo vuelvo a intentar.
Me tomo un descanso y cierro los ojos de nuevo para enamorarme de una persona que no existe salvo en mi imaginación. La acaricio como solo puedo en hacerlo en sueños, mientras dejo que su alma transforme mi realidad y me haga mejor persona. Tan solo durante un instante, comparto con ella la aventura de su vida mientras sentado frente al teclado escribo.
Lo reconozco, me llenaré de sueños y fantasías. Caeré en mi propia locura de pensar que podemos cambiar el mundo. Viviré como aquel lunático que con un cazamariposas intentaba capturar las estrellas. Lo haré porque aunque me fuerce a abrir los ojos para ver la realidad, vosotros merecéis que los cierre y os haga partícipes de ese mundo de sueños, donde vivo.
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